D. Cristóbal de Haro y Catalina de Ayala

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D. Cristóbal de Haro y Catalina de Ayala
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D. Cristóbal de Haro y Catalina de Ayala

Se cumple este año 2019, el V CENTENARIO DE LA PRIMERA CIRCUNNAVEGACIÓN DE LA TIERRA, un a hazaña náutica llevada a cabo en el Siglo XVI que abrió al comercio mundial un nuevo Océano e hizo posible, a partir de entonces el tráfico marítimo entre América y las Islas Filipinas.

El portentoso periplo ha quedado indisolublemente unido a la memoria de dos personajes: FERNANDO DE MAGALLANES, el marino portugués que descubrió el estrecho y dio nombre al océano Pacífico y JUAN SEBASTIÁN ELCANO, el navegante español que al frente de la nao Victoria, rindió viaje en Sanlúcar de Barrameda trar una azarosa travesía de tres años (1519 -1522) , a golfo lanzado. 

Pero esta loable hazana tiene otro importante personaje protagonista, don CRISTÓBAL DE HARO, comerciante y financiero burgalés, que junto a otros dos comerciantes del Consulado de Burgos, arriesga sus dineros financiando parte de la flota que costea la Corona. Para la construcción de las naves y su  apresto, Cristóbal de Haro aportó más de un millón y medio de maravedíes. La expedición, autorizada por Carlos V, se preparó bajo la atenta mirada del entonces obispo de Burgos, don Juan Rodríguez de Fonseca, encargado regio desde el segundo viaje de Colón a América, para los asuntos de Indias. El objetivo: dominar en todo Occidente, desde el Consulado de Burgos el comercio de las especias. 

La expedición de Magallanes tenía el propósito de abrir una ruta comercial con las Islas de las Especias por occidente, buscando un paso al sur del océano Atlántico, evitando así tener que ir por el Este, por los mares en los que  -según se había pactado en los tratados de Tordesillas de 1494 - tenían el monopolio los portugueses.

Formada por cinco naves que partieron de Sanlúcar de Barrameda el 20 de septiembre de 1519, la escuadra, después de haber explorado durante meses el litoral americano al sur de Brasil, logra encontrar un paso navegable al final de la Tierra de Fuego, doblando un cabo que  Fernando de Magallanes bautizó como Cabo Deseado (y que hoy conocemos como Estrecho de Magallanes). Era el 21 de noviembre de 1520. En su travesía por el nuevo "Mar Pacífico", llegan a las islas Filipinas, donde el 27 de Abril de 1521, muere Magallanes en una batalla contra los nativos de las islas. 

No se desanimaron por ello los expedicionarios españoles que, continuando la navegación siempre hacia el Oeste, llegan a las islas Molucas, las Islas de las Especias, objetivo de su viaje. 

Allí eligieron a Juan Sebastián de Elcano para capitanear el viaje de regreso. Naavegando por el océano Índico y dando la vuelta a África, el 6 de Septiembre de 1522, la nao Victoria, única que quedaba en la expedición, llegaba de retorno a Sanlúcar de Barrameda con su carga de especias, convirtiéndose en la primera embarcación de la Historia en dar la vuelta al mundo. 

Los pocos hombres que habían logrado sobrevivir a las penalidades del viaje eran conscientes de su hazaña. Y así se lo hace saber Juan Sebastián Elcano al rey Carlos V: " Mas sabrá su  Alta Majestad lo que en más havemos de estimar  y temer es que hemos descubierto  e redondeado toda la redondez del mundo, yendo por occidente e veniendo por el oriente."

Como premio a la mayor gesta de la navegación de todos los tiempos, Carlos V concedió a Elcano una renta anual de 500 ducados de oro de por vida, y un escudo de armas con la leyenda: "Primus circumdedisti me" ("Fuiste el primero que la vuelta me diste"

Tras el arribo de la nao Victoria, Carlos V fundo una Casa de Contratación de la Especiería en La Coruña nombrando a Cristóbal de Haro factor de la misma. Desde entonces, todo lo relacionado con el comercio de especias y por ende con la navegación en el Pacífico, estuvo bajo la directa influencia de Haro y del grupo financiero  y promotor de Burgos. 

Cristóbal de Haro falleció en Burgos en noviembre de 1541, y está enterrado en el panteón familiar de la Iglesia de San Lesmes, nave del Evangelio. 

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