Viernes Santo

Publicado en por Parroquia

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Juan termina su relato con las palabras del profeta Zacarías: “mirarán al que atravesaron”.. Nosotros estamos hoy mirando impresionados a ese Cristo clavado en la cruz, el mismo al que Pilato ha presentado diciendo: Ahí tenéis al hombre. “Ecce Homo”.

Ahí está perseguido, calumniado, torturado física y moralmente, muerto. Las lecturas nos ayudan a entender toda la profundidad de este acontecimiento.

Hoy dedicamos una atención particular a la muerte de Cristo, el primer acto de su paso pascual: vestiduras rojas, el color de la sangre, por la muerte del primer mártir: Cristo Jesús. No estamos de luto, sino que en esta celebración sobria e intensa, contemplamos con fe y admiración la entrega generosa de Cristo, en solidaridad con el género humano.

Cristo es el siervo que ha cargado sobre los hombros el mal de toda la humanidad. Cristo es el enviado por Dios para salvarnos, aunque con gritos y con lágrimas deseara ser librado de la muerte, obedeció hasta el final, experimentando en sí mismo todo el dolor que puede sufrir una persona.

Las lecturas y textos de hoy apuntan también al dolor de toda la humanidad. En la cruz están representados todos los que han sufrido antes y después de El: los que son tratados injustamente, los enfermos y desvalidos, los que no han tenido suerte en la vida, los que sufren los horrores de la guerra, del hambre o de la soledad, los crucificados de mil maneras.

También en nuestro caso, como en el de Cristo, el dolor puede tener un valor salvífico, aunque no entendamos del todo el sentido del plan salvador de Dios.

Dios no es ajeno a nuestra historia, no es un Dios impasible, insensible. Por medio de su Hijo ha querido experimentar lo que es sufrir, llorar y morir.

Nos ha salvado desde dentro, no sólo ha sufrido POR nosotros, sino CON nosotros, y COMO nosotros.

El es un ejemplo para los que se sienten cansados en su camino de fe y estan tentados de abandonar, de tirar la toalla.

Nos propone el ejemplo de Cristo, que camina hacia la cruz y es capaz de compadecerse de nuestras debilidades, porque ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado.

El salmo de hoy, al final, nos invitaba a todos lo que experiment-amos alguna vez el dolor y el desánimo: “sed  fuertes y valientes de corazón los que esperáis en el Señor.

Pero hoy, no celebramos solo la cruz, celebramos la totalidad del misterio Pascual. También los textos de hoy nos invitan a caminar hacia delante, hacia la resurrección. Este Cristo, muerto en la cruz, resucitará con el poder de Dios y la gloria que espera a Cristo, nos espera también a nosotros.

Las oraciones de hoy, también nos hablan de resurrección. Jesucristo, tu hijo, a favor nuestro, instituyó por medio de su sangre el Misterio Pascual (oracion inicial) “Nos ha renovado con la gloriosa muerte y resurrección de Cristo”

Las lecturas también van por este camino. “llevado a la consumación, se ha convertido, para todos los que le obedecen, en autor de salvación eterna. La muerte de Cristo se celebra con seriedad, pero con aire de victoria. “Victoria, tu reinarás….

Lo que celebramos hoy, da sentido a toda nuestra vida, también  a nuestros momentos de dolor y de fracaso. No se nos ha asegurado que a los que creemos en Jesús no vamos a tener dificultades, que no experimentaremos la enfermedad, la soledad o el fracaso y la muerte, pero si se nos ofrece luz y fuerza para que nuestra vivencia de todos estos momentos sea en sintonía con Cristo.

Aunque no entendamos del todo el misterio del mal y de la muerte, sabemos que tiene una fuerza salvadora y pascual hacia la nueva vida que Dios nos prepara.

Cristo clavado en la cruz, que dedica palabra de perdón a sus vecinos condenados con él y ofrece su vida al Padre, es nuestro modelo más vivo y convincente. Cuando hoy besamos la cruz como signo de adoración a Cristo, le pedimos que nos enseñe también a vivir la nuestra (pequeña o grande) con la misma esperanza con que él la vivió.

Cuando en la comunión participemos den su cuerpo entregado por todos, nos alegremos que la muerte salvadora de Cristo se nos comunique continuamente en este sacramento admirable de la Eucaristía.

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